LIX.- El jugador navegante
Por Chalo Lagrange
Lo cuentan todavía los viejos pescadores, los veteranos orilleros y parro-quianos de los bares tan seguros (...)
Por Chalo Lagrange
Lo cuentan todavía los viejos pescadores, los veteranos orilleros y parro-quianos de los bares tan seguros (...)
Por Chalo Lagrange
Él era un cualquiera o uno de tantos porque había andado el recorrido (...)
Por Chalo Lagrange
En la pared lateral izquierda de esa enorme habitación que es casi un museo, el Coleccionista tiene todo. Todo: entre otras muchas cosas (...)
Por Chalo Lagrange
El Rogelio Tixe, el Bombi Tixe, desconfió de la aventura del amor, del valor de la ciencia, de las personas que luchan o de los dedos (...)
Por Chalo Lagrange
Al Guillermo Bachmann, el Willy Bachmann, le parecía que todavía lo estaba viendo. Subía las pestañas y lo veía, bajaba los párpados y lo veía (...)
Por Chalo Lagrange
Durante el primer viernes que le tocó cuidar a sus sobrinos pequeños, el Rogelio Tixe, el Bombi Tixe. eligió proponerles que en lugar de ovejitas (...)
Por Chalo Lagrange
Durante el peor de los tiempos de mi tierra, me refugié en un estadio de fútbol. No fue una acción provocada por una pasión buena o loca (...)
Por Chalo Lagrange
El Enrique Casado, el Quique Casado, había aprendido de un vecino sabio que no sabía que era sabio, y de una abuela del corazón experta en ternuras y, además, de un compañero y amigo al que siempre llevaría (...)
Por Chalo Lagrange
Hay gente que juega al fútbol durante las madrugadas porque es insomne. Y hay gente que juega al fútbol durante las madrugadas porque la desespera (...)
Por Chalo Lagrange
El Solitario golpeó las puertas del Bar de la Esquina de Las Cuatro Fronteras con la cautela de los que ya no recuerdan ninguna certeza (...)