Durante el primer viernes que le tocó cuidar a sus sobrinos pequeños, el Rogelio Tixe, el Bombi Tixe. eligió proponerles que en lugar de ovejitas contaran vueltas olímpicas para quedarse dormidos. En el Bar de la Esquina de Las Cuatro Fronteras, donde todos estaban convencidos como el propio Bombi Tixe de que el fútbol alberga las soluciones para lo que sea, hubo aprobación unánime en que se trataba de una gran idea. Le erraron para todo el campeonato. Lo aceptó el Bombi Tixe en el día siguiente, con un café de los medianos y cargado salpicándole el paladar. “Mis sobrinos me hicieron caso, pero los deslumbraba cada vuelta olímpica que imaginaban. No querían perderse detalle. Así que se mantuvieron despiertos hasta que amaneció…”.
La frustración de el Bombi Tixe obligó a que las chicas y los muchachos de el Bar de la Esquina de Las Cuatro Fronteras elaboraran nuevas formas futbolísticas para que un pibito se durmiera. El ingeniero Carlos Gerardo Martínez Cenizo, el Carli Martínez, hombre de ingenios, le entregó una iniciativa que debía funcionar en el segundo viernes con sobrinos: hacerlos ver partidos aburridos. El fundamento llevaba una lógica impecable. Según el Carli Martínez el fútbol era tan sabio que producía algo parecido a un autoatentado -los partidos aburridos- para favorecer a quienes llegaban a las tribunas con el peso del agotamiento o el martirio del insomnio encontrarían un suave camino al sueño. No podía fallar.
El Bombi Tixe ensayó con fe la sugerencia de su amigo. Pero en el día siguiente volvió al bar con apariencia calamitosa por el estado de derrota. “Fracasamos de nuevo”, sentenció mientras rogaba por un café doble. Sus sobrinos, esos pibitos parecidos a pequeños y dulces demonios no sólo, que no se habían desplomado sobre las almohadas. Inclusive se habían mantenido encendidos y en estado de excitación la noche entera armando un pronunciamiento de todos los pibes del mundo por un futuro sin partidos aburridos.
Ni las chicas ni los muchachos, nadie más en el Bar de la Esquina de Las Cuatro Fronteras buscó soluciones. Sin embargo, una semana más tarde, el Bombi Tixe ingresó radiante al lugar. “¿Tus sobrinos?”, le preguntaron. “Fantásticos, anoche durmieron como nunca”. El Carli Martínez quiso conocer cómo había hecho. Y el Bombi Tixe no escondió nada: “Los llevé a la plaza. Jugamos diez partidos. Fórmula perfecta”.
“Los durmió el cansancio”, conjeturó el Carli Martínez.
“No” -contestó el Bombi Tixe-, pasó otra cosa: jugar al fútbol siempre es una invitación a soñar. Soñaron toda la noche”.
Después, se desperezó relajado, con la cara fresca y el semblante animado. Y contó que en esa noche de viernes también él había dormido y soñado muy, pero muy bien.
Otoño, primeros fríos, abril de 2013.-
Para M. L. P.: Si pudiera le besaría hasta la voz… y que sublime, atractiva y cautivante voz que Usted posee, mi Amor.-