Cuando nací me pusieron dos lágrimas en los ojos para que pudiera ver el tamaño del dolor de mi gente. Humberto Ak-Abal Entradas relacionadasExplotó el cartucho en el airejueves 20 septiembre, 2012Ava Gardner, esa imperfecta viajerajueves 3 enero, 2013No serlunes 20 mayo, 2013 Entrada anteriorEl fuegoSiguiente entradaEl Bar