Dorrego
disparaste
una palabra letal
dijiste
oligarquía
en El Tribuno.
Inauguraste
como víctima
la persecución.
La traición
fue a buscarte
y se llenaron
de mariposas
negras
los sueños,
pariendo
en ese vuelo
nocturno
el llanto
del pueblo.
Horrible
y lacerante
caída.
Antes de
la República
las Provincias Unidas
se partieron
en cuatro pedazos
y la vida sucumbió,
se incendió,
la esperanza,
el futuro cambió,
las imágenes
se deshicieron
como arena,
como viento
que se arremolina,
se perdió
el tiempo de agujas
que enloquecieron.
El tumbo
y el retumbo
de tambores,
de parches
que le dieron
un extraño
sonido
al sur,
al norte,
al este,
al oeste.
Se unieron
los murmullos
y los rezos
y los gauchos
y los negros
y los pobres
en antorchas
que movían
las sombras
en pasos y voces
en retumbo
en sorda
y dolorosa pena,
en cantos
y en lamentos.
Y la patria
no supo
de días más negros.
El hoy apenas
recoge tu figura,
pero escondieron
tu voz,
y las
complicidades
asesinas
que arrancaron
las páginas
de los libros
y la calvicie
se hizo memoria
para que
no quedara
ni una sola palabra.
Debieron
afilar
la bala
para interrumpir
la historia.