Va y viene
viene y va.
Inicio indeciso.
de surcos improbables
hasta que el camino
de ida y vuelta
va marcando
un derrotero.
Va hundiendo
sus dientes
implacables
en el brillo del acero
que se torna salvaje.
Finalmente
la madera cede
toda resistencia
y en vuelo de aserrín
se convierte
en dos partes.