Anocheceres

Se deshacen los sueños
en las manos que miran,
que descubren el grito
entre los dedos.
Estremece la búsqueda
en el último viaje de lo inservible
convertido en basura
en despojo final;
transpone la frontera
donde el desperdicio
y la necesidad se aferran
en un desesperado
intento de encontrarse.
Anticipación laboriosa
al camión que llegará
implacable
a la hora de juntar
cargar y compactar.
Y allí marcha como danza
de monstruos incesante
la necesidad y la ausencia
del trabajo,
donde los sueños sucumbieron
y viajan insepultos en jornadas
de recolección clandestina,
marginal.
Una mesa o una tabla
que hace de mesa
y niños laboriosos que ayudan
con manecitas de barro
que suben al carro,
que tira un caballo cansado
de antiguos cansancios.

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