Estamos solos,
eso no es malo ni tampoco es bueno.
Estamos solos frente a la vida.
Habrá pasos y voces
que puedan acompañarnos
habrá afectos o adioses
pero la vida, nuestra vida
nos pertenece,
es nuestro camino,
es el error y el acierto.
Es la estrella que vemos
sin encontrar sentido.
Es el río que corre.
Las gaviotas que parecen jugar
sobre la playa.
Estamos solos, es la soberanía
de ser lo que somos.
De pertenecernos.
Estamos solos ante la muerte.
Llegará el día, la hora
el minuto justo
entre miles de coincidencias.
No importan las circunstancias,
las presencias y las ausencias.
La noche de cualquier obscuridad,
el sol, o la muchedumbre.
Allí estamos; solos.
Estamos solos entre dos puntos.
La vida y la muerte,
encontraremos compañia
esos es cierto
multiplicaremos la sangre,
crearemos vínculos
habrá triunfos y derrotas
en cada ocasión
aun así estamos solos
solos como siempre,
estar solo poco tiene que ver
con la soledad.
Podremos restarle angustia
agregarle sonrisas,
crecer en sabiduría.
No obstante estar solo
es irrenunciable.
Es el estado natural
es asumir ser.
Es comprender que a pesar
del viento y la tempestad,
de la magia, de lo impredescible.
Destino y latitud.
Rumbos extraviados,
cartografía, voluntad,
estrechos senderos,
túnel y camino.
Todo depende de la suma;
inteligencia, ruegos,
mitos, dioses y milagros.
Matemática, abstracciones,
precisiones y misterios.
Allí estamos,
timón en mano manejando
hasta donde podemos
el rumbo de nosotros mismos.