Es tu voz,
tu manera,
tu decir.
Es tu canto,
que se para
en la esquina
de cualquier
tiempo.
Son tus ojos
los que viajan
hacia adentro.
En el silbido,
que canta
en el zagúan.
Allí está Carriego,
con su flacura
y su traje negro,
aplaudiendo
tu canción.
Resucitando
su poesía
que parió el tango,
que llenó de
personajes,
de barrios,
de guapos,
de costureritas,
de novias que todo
se olvidan,
Y Manzi, te
regaló la estrella
que arrancó del Sur,
que enciende
tu mirada.y
que dejó el callejón solo
para que siga en el despúes.
Te construyó
a imagen
y semejanza
de Malena,
para volver a ser
la que canta
el tango
como ninguna.
Y esta desmesura
de guitarras
que afinan,
que le ponen alas
y tu voz,
que habita
bandoneones
que recobran olvidos.
Y Discepolín.
te entregó su
pesimismo genial,
que hizo tango
en filosofías,
de trapecios
sin red
de su eterna desventura.
Volvió en tu voz
esa magia,
ese color a barrio,
a cielos estrellados,
que huelen a
naranjo en flor,
que se coló en
las guitarras.
que bufa,
y respira entrecortado
en el fuelle
y contrapunto
del querido
Polaco Goyeneche.
Pero es tu voz
con el vestigio
de una lágrima
que canta.
Es tu voz,
que descifra
esta historia
ancestral del tango.
Y sus orillas
de sus poetas
insepultos,
que vuelven
y vuelven todavía.
Y es tu voz,
la que recobra
tantos tiempos demolidos, inaugurando
un nuevo día.
Es tu voz,
que se mete en la piel
que guiña
y que sueña
que se hace vertiente
y gota a gota
se mete en el alma
en este By Pass,
de urgencias
y ternuras
que me hace
oirte
a corazón abierto.