PROCLAMA ANTE MI MISMO

Prefiero decir que antes de tener noción de cultura, de comunicación. Antes del Sputnik y de la perra Laika. Antes de la Apolo XI y la llegada a la luna. Antes del telefono inhalambrico,del fax, de la informática, del mail. Antes de la telefonía celular, escribí, dije, sentí, me emocioné, lloré, construí sueños desde la soledad de la niñez, y miré tantas veces el cielo, las estrellas, la tierra, las hormigas. Conviví en las inmediaciones del gallinero de la casa de mis abuelos, escapé del excusado y viajé por el patio de tierra y ladrillos, montado en mi escupidera blanca cachada.

Y ante el espanto de muchos mortales, ignoré Oxford y Cambridge.

 Soñé y no me arrepiento. Soñe,  y los sueños se convirtieron en bandera, en himno, en canto, y en batallas sin muertos, en guerras que siempre perdí, y aunque jamás capitulé, no fuí hecho prisionero y por lo tanto no fuí fusilado como hubiese merecido por haber ignorado tantos íconos.

 No me libré de sufrir. Pero comprendí al príncipe y al mendigo, porque conviví con ellos y supe de su soledad, de los oropeles y de los harapos. Y comprobé, fehacientemente que Calderón de la Barca, o Pedro Henao de la Barreda y Riaño, tenían razón al afirmar- Que la vida es sueño y los sueños,  sueños son.-

 

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