marÃa es un paisaje
marÃa es un paisaje
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el hombre flaco pensó en los volcanes
 marÃa tenÃa dos inmensos pechos en actividad
 y lunas crecientes sobre las mareas del sexo
 lobos marineros adormecidos en las rocas de la pelvis
 y en los acantilados de su cabellera
 nidificaban gaviotas reidoras entre soles
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y racimos de helechos o dudas
 y cuando la marea le bajaba se veÃa brillar
 el encarnado axor de los arrecifes de coral
 sobre su lecho
 o imponentes saltos de agua
 y la paleta de dios en el arco iris
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el hombre flaco pensó impostando la voz
 en los apetitos inferiores de marÃa
 y en sus ojos como dos pueblitos pequeños pero hermosos
 con callecitas angostas llenas de sauces
 y casitas de adobe con techos de paja
 y olor a tranquilidad flotando en las babas del viento
 entre los senderos de montañas que recordaban
 el camino perdido de los antepasados indÃgenas
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el hombre flaco querÃa regalarle una flor
 un ramo de verbenas y rosas o colibrÃes
 pero con sus ahorros compró un terrenito
 aromado por orquÃdeas
 entre el mar y los volcanes
 y se quedó a vivir para siempre
 en el ombligo de marÃa
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