John Maynard Keynes

No hay nada más,

Tu pupitre y el mío.

Vos ahí y yo acá.

Pero bueno,

vale nombrar a los que sobran

en esta novela de atar.

Los demás,

que como vos escuchan sin respirar

el monólogo keynesiano

que dicta ese fulano engominado

que no para de hablar.

Pero no hay nada más.

Tu pupitre y el mío.

Vos ahí y yo acá.

Quizás perdí medio examen

pero estudié cada cabello

que descansa sobre tus hombros,

cada mirada que miraba y esquivaba,

cada sonrisa que esbozabas

ante los chistes sin gracia

del fulano de tal.

Pero no hay nada más.

Tu pupitre y el mío.

Vos ahí y yo acá.

Puede ser que siga siendo

solo pensamiento,

solo contemplación.

Verás, no he aquí

el distinguido de la clase,

el hijo del diputado

ni el comedido de la fila de atrás.

Pero, rubia, aunque distintos,

pueden los latidos

despertar el sentido

y hacerlo vivir.

Y si mis latidos

resultan insuficientes

solo voy a decir

que no hay nada más.

Tu pupitre y el mío.

Vos ahí y yo acá.

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