1820

Don Manuel Belgrano
que donó
sus sueldos
para que
se construyan escuelas
estaba allí…
dejándole su reloj
a su amigo Balbín
para pagarle
honorarios
que él no pedía.

Esa madrugada
parecía eterna
pero finalmente
Belgrano expiró
Y en medio
de tanto dolor
y desconcierto
su hermano
lentamente removió
la tapa de mármol
de la cómoda
para hacer
su lápida.

Así era
de austera
su muerte…
y la memoria
recupera sus luchas
sus desvelos
su entrega
y esa Bandera
que hoy
es nuestro símbolo
y emblema
parecía llorar
su soledad
y su muerte
en medio
de tanta indiferencia.

Sólo
un periódico
parroquial
publicó su deseso
en cuatro líneas,
mientras ese martes
20 de junio
los niños
sin ninguna novedad
concurrían a la escuela

Miguel Amado Tomé

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