Vida de Perros

Cuanto cuidado me prodigaban mis amos.

Me llevaban al veterinario, un señor amable, que a veces me produce algunos dolores (Para cuidarme) vacunas y otras cosas que tienen que ver con mi salud.

¡Ni que hablar de la peluquería canina..!

De los lavados y perfumes exagerados que me hacían estornudar.

¿La comida ?  ¡ Excelente..! Tratan que no me falte nada.

Tengo mi plato, mi lugar y mi dormitorio. (En realidad es un rincón de la casa, pero muy confortable)

Me tejen prendas, me abrigan en invierno y disfruto en pleno verano de aire acondicionado.

Me han enseñado mucho.

Conozco a todos los miembros de la familia, a los abuelos con su cariño tan particular.

Ellos mis amos que me hablan, juegan, me alzan y me besan.

Y los chicos que con algún tirón de orejas y un que otro pellizco me quieren y a decir verdad me he encariñado mucho con ellos.

Mi vida no tiene trastornos, más bien es casi rutinaria.

En verdad es una buena vida.

Se que muchos me envidiarían.

Ni que hablar de los paseos, no solo aquellos por el parque, si no de los que mis amos hacen en el auto.

Allí voy, en el asiento de atrás, mirando por la ventanilla.

En ocasiones vamos al centro, o al supermercado., o de visita a otras casas de amigos y parientes.

Yo creo que si ellos se propusieran hasta me habrían enseñado a hablar. En verdad nunca los alenté-  creo que lo consideran imposible ¡ Mejor así..! Ladrar tiene sus ventajas.

En los largos paseos en auto he visto pequeños animalitos que caminan en dos patas, son pequeños y andan en la calle pidiendo, lavando los parabrisas de los autos.

Muchas veces los he visto tratar de agradar a mis amos.

Pero ellos cierran rápido las ventanillas, les dicen con enojo que no les van a dar nada y sienten una sincera molestia y desagrado por ellos.

Cuando esto ocurre pasan largo rato disgustados hasta que se reponen.

¡ Pobres animalitos..!

A mi me dan pena.

No pueden causar agrado y son rechazados casi siempre.

Andan sucios, enfermos, tosen. Si pudiese hablar, aunque no lo haría, les diría que aprendan de mi, que ladren. Que ladren y correteen en cuatro patas.

Hablar no siempre es ventajoso. Eso yo lo aprendí muy bien. Prefiero ladrar..

¡ Ni loco hablaría..!

 

Miguel Amado Tomé

Entradas relacionadas