La Pesca

Los barcos pescadores sumaban su expectativa.

La pesca se transformaba en necesidad que empujaba a la depredación.

Los viejos pescadores, entre ellos don Ronco no aprobaban lo que estaba sucediendo.

S e estaba consumiendo el futuro.

La pesca sín límites llevaba al desastre ecológico y a la pobreza.

Don Ronco, día a día preparaba su red, su embarcación y se metía mar adentro.

Cada regreso a Puerto se transformaba en una decepción.

Los chicos de la costa que jugaban despreocupados habían advertido que don Ronco volvía con sus redes vacías.

Risitas y frases cada  vez más notorias se hacían burlas en el regreso de don Ronco.

Una noche las burlas se hicieron insostenibles, y don Ronco no lo pudo ignorar.

¿ Qué les pasa muchachos? –Dijo.

¿Nada don Ronco..?

Pero había risas de fondo.

Todo estaba centrado en los permanentes regresos a red vacía.

¿No entienden mis redes vacías no es cierto..?

-No don Ronco.

¿Como puede ser que usted salga y vuelva con las redes vacías, es que se olvidó de pescar..?

Se hizo un largo silencio.

La noche se había transformado en una postal con su cielo estrellado que parecía llegar al infinito y las aguas que rompían sobre la costa.

Don Ronco prolongando el silencio con una larga respiración dijo- Yo no me olvidé de pescar, pero ustedes saben que hay una exagerada y desproporcionada pesca, y pensé que armando una red diferente…Una red que cuando la carga de peces aumentara se desprendiera en dos y quedaran liberados.

.-Vamos don Ronco, ¡ Cómo es eso ! ¿ Usted iba a pescar con una red que deja escapar los pescados..?

-Pensé –dijo don Ronco- que el único camino que me quedaba era el de enseñarles a los peces el valor de la libertad.

Me dije, la red es una trampa que encierra a los peces, lo es la carnada y el anzuelo, donde el pez encuentra fácil y a su alcance un tentador bocado que sin esfuerzo se puede comer.

Fácil, simple, sencillo, demasiado fácil. Bocado ó anzuelo son una misma cosa, y a la pérdida de la libertad se le suma la pérdida de la vida.

Desde esa noche ya no hubo burlas, cada regreso de don Ronco fue una noche diferente.

La libertad, que es tan difícil entender y tan fácil perder, fue de un valor tan grande que no se si los peces lo habrán aprendido, pero nosotros adolescentes  risueños y burlones no pudimos olvidar.

 

Miguel Amado Tomé

 

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