La Red Internacional de Universidades Lectoras, que engloba a 43 instituciones, glosa la terminología que acompaña a los nuevos hábitos que trae Internet.
FLOR GRAGERA DE LEÓN Madrid 9 OCT 2013 – 17:48 CET
Este es un diccionario en que se puede encontrar una definición de conceptos como “Lectura oral”, “Bookcrossing” (dejar libros en lugares públicos para el disfrute de otras personas), “Literatura líquida” (la que puede experimentar todo tipo de cambios a lo largo de su vida editorial), “Escritolector”, o “Brecha digital”.
Y no solo las definiciones: su análisis, sus implicaciones y las referencias que se encuentrarn en los estudios que abordan una realidad que avanza a pasos agigantados.
El proyecto del Diccionario de nuevas formas de lectura y escritura explora precisamente la revolución en la forma en que nos enfrentamos a ellas y a su interpretación por la irrupción del mundo digital. De las silenciosas bibliotecas a las librerías café, de una inmersión lineal en las letras, a otra marcada por el hipertexto y la fragmentación… Editado por Santillana, y la Red Internacional de Universidades Lectoras (RIUL)—integrada por un grupo de 43 instituciones de educación superior de México, Argentina, España, Italia, Estados Unidos o Brasil— el objetivo se centra en poner a la lectura y escritura en la perspectiva de “los modernos paradigmas científicos de las humanidades, las ciencias sociales (…) la biología y la ecología…” . Así, 700 páginas en su versión de papel —y la web con buscador— coordinadas por los profesores Eloy Martos Núñez y Mar Campos Fernández-Figares han salido adelante por la colaboración de 86 expertos. La nueva relación entre literatura e informática, una forma distinta de comprender la realidad, la cultura de la apropiación en la que intervienen procesos dinámicos y de cruces de códigos, sacar a la luz prácticas que no son prestigiosas, la desaparición de una idea de canon… Todo forma un punto de partida para la creación de este diccionario.
De esta forma, los impulsores del diccionario arrancan de la realidad del texto electrónico o la lectura/escritura electrónica que clasifican más allá de “nuevas forma de alfabetización” . “Suponen mutaciones trascendentales en lo relativo a las prácticas de lectura, escritura o aprendizaje”, afirma el profesor de la Universidad de Salamanca, José Antonio Cordón. “Fomentan la lectura fragmentaria o social, que tiene que ver con la visión de Internet como una inteligencia o mente colectiva”. Los textos pasan de ser acabados o lineales a sujetos a transformación. “También la percepción de un autor único se va haciendo borrosa precisamente gracias a la interactividad digital y a los nuevos géneros”. Estos cambios se enmarcan en lo que los creadores del diccionario describen como “un nuevo tiempo cultural (…) la globalización y la posmodernidad como nuevas mentalidades».
Eloy Martos Núñez, Cordinador General de la Red Internacional de Universidades Lectoras y profesor de la Universidad de Extremadura, afirma: «La clave está en la deficiente formación de mediadores y en no hacer de la lectura y la escritura no solo una competencia funcional/comunicativa sino un eje transversal que atraviese todos los saberes y titulaciones. En eso la universidad debiera dar ejemplo y ser emprendedora, en lugar de atomizar el conocimiento». Así, uno de los objetivos de la nueva publicación, prosigue el profesor, se centra en «una política de síntesis, de conciliación» entre la cultura letrada europea y española y los nuevos tiempos, géneros, autores, tendencias, dispositivos electrónicos… «Hay que colocar en el altar al lector en construcción, y en particular a ese lector nuevo, «escritolector», que como en el fan fiction, lee y escribe porque quiere, y ahí hay que aprender mucho de los fans en general, de su entusiasmo, de su horizontalidad, de su capacidad de comunicación…», añade Martos Núñez. La formación de lectores que sigan una «buenas prácticas en la Red» y el fomento de un tipo de lectura multisensorial y más activa radica en el fondo del proyecto.
En su versión digital, el Diccionario de Nuevas Formas de Lectura (DINLE) se entiende como una obra de acceso abierto, de acuerdo con los intereses de aquellos que lo consulten (por autor, institución, título de la entrada, etc.). Los miembros de la RIUL irán incorporando contenidos o cambiando los que ya existen. La RIUL y Ediciones Universidad de Salamanca irán publicando periódicamente en formato electrónico las revisiones para su venta y distribución, y su presencia en los dispositivos móviles.
Detrás de este proyecto, aseguran sus impulsores, está también el intento de recuperar los conceptos desarrollado por el teórico Mijaíl Bajtin de polifonía, creada por distintas voces que van confirmando el tejido de la ideología, la idea de la plaza pública.
Fuente: http://cultura.elpais.com/cultura/2013/09/30/actualidad/1380547262_477447.html