Uno quisiera ser

Adormecido, inquieto,
rojo a veces de magnolia
y de frenesí viajero.
Uno quisiera ser un dios
pequeño, un ángel oscuro
que arde en las tinieblas.
Uno quisiera ser no esto que es
sino un salvaje monarca aborrecido
amado
surcado por delirante amor
por grandes glorias y mejores penas
que obstinadamente fijan las crónicas
y cantan en las plazas los poetas populares.
1988
Un verso recordado

Entradas relacionadas