Limites

La medida de la angustia
ni tiene longitud ni latitud.
Se agita y se alarga
o se encoge movida
por la sutileza,
por los vértices
que la alientan
o que la contienen.
Crepúsculo a veces
y no siempre amaneceres
revelan, su hostilidad,
su caprichosa permanencia
su sensación de sombra.
Merodear el abismo,
sorprender la locura
incesante de la velocidad
de la sangre en la autopista
de luces que son
como largas linternas
que nos empujan
a vivir el vértigo.
Insensatez de la nada,
búsqueda inconciente
del impacto final.
Enorme desasosiego
en la cercana vulnerabilidad..
Sentarnos en el borde,
en el último límite
de lo posible e imposible
y pedir socorro que ahoga
el silencio en un grito
que resuena y se pierde
dentro de nosotros mismos.

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