I

Ando perdido en madrugadas de muelles
inventados sólo para el insomnio,
de muelles vacíos,
de bajeles cargados de despedidas y llantos
límites anhelados entre la posibilidad
de dos finales para un día naciendo
muelles por los que camino respirando
el propio incesante humo y
la pesada bruma del olvido
gastando pasos con las manos en alto
con gestos que nos devuelven toda partida
con labios mordidos en soledad
con un ceño que imagino
una ventana hacia adentro
hacia el caos y suicidio que aplaude
la culminación de este acto
escena de caminos desencontrados.
Camino sobre el escenario en los niveles
del agua
25de muelles que perpetúan la vigencia
del grito
y demoran trascender los precarios
márgenes que nos atan al tiempo.

Guillermo Ibáñez

Del libro
P o e m a s
(1974)

 

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