¿Qué se habrá creído
digo yo
la lluvia,
que se ha apoderado firmemente
de setiembre?
Esta mañana me levanto
con el sueño todavía
acariciándome los párpados
y la veo pasearse muy oronda,
higienizando las macetas,
socorriendo los malvones
vistiéndolos de verde…
Qué se habrá creído
digo yo
para andar desnuda y libre
con el consiguiente desparpajo,
adueñarse de la risa,
pintar todo de cinc
sin siquiera consultarme,
y endosando por supuesto
su cuota de tristeza,
acariciando con su guante de nostalgia,
y es en vano que le grite
que intente agredirla con el epíteto
más duro,
35
arrojarle puñales a los ojos;
se escurre como un pez,
prosigue su labor imperturbable
y además lo más campante,
porque sabe –en el fondo–
que la amo
y se muestra indiferente,
adopta actitudes sólidas e insólitas
y hasta se debe sonreír
la paridora de nostalgias, la muy puta…
1972
De Lagrimales y Cachimbas