CLIV.- EL ENTRENADOR DE AUDACIAS

El equipo del Ariel Scalfani, del Tano Sclafani, el Instituto Fútbol Club, salió campeón trece veces seguidas, rompió cinco récords de goles a favor y jamás reci-bió un cuestionamiento de los periodistas de la prensa deportiva de La Ciudad Más Futbolera del Mundo. Sin embargo, su existencia cambió mucho y cambió bien cuando, en una decisión que miles consideraron absurda y ellos evaluaron magnífica, los jugadores dejaron ir al cuerpo técnico con el que habían ganado todo lo que habían ganado. En el Bar de la Esquina de Las Cuatro Fronteras ese templo pagano donde se certificaba que los días y el fútbol eran acontecimientos para compartir, el Tano Sclafani explicó la transformación en una frase: La vida se les volvió una sonrisa cuando empezó a conducirlos el Entrenador de Audacias.

Hay ocasiones en las que el asombro adopta el formato de una sábana gigante y cubre la realidad. Eso sucedió en el Bar de la Esquina de Las Cuatro Fronteras ante la sola mención de que el Entrenador de Audacias estaba en acción en alguna parte. Unos cuantos conocían su historia: en las charlas técnicas y de las otras con sus planteles, abordaba aspectos tácticos, movimientos de conjunto, actitudes, acciones,… pero siempre miraba a los futbolistas y les sugería esto: “Atrévanse, atrévanse a todo los que les parezca digno”.

Defensores habituados a ejercer tosquedad y dureza, mediocampistas tentados por el individualismo y delanteros más seducidos por la tabla de goleadores que por el juego habían crecido en generosidad y en satisfacción bajo el impulso sabio del Entrenador de Audacias. Un tiempo después de conocerlo, el arquero del Instituto Fútbol Club, el equipo del Tano Sclafani, logró sintetizarlo en una notable entrevista que le hiciera el afamado narrador de fútbol por radio Walter Hugo García Da Rosa Xavier, el Walter Hugo Gol: “Él nos pide que nos animemos a ir para adelante, que nos demos la posibilidad de la dicha y que nos permitamos comprometernos con los demás y ser responsables. La verdad es que me costó entender qué tenía que ver eso último con la audacia, pero luego aprendí que la audacia no es esquivar al mundo, que la audacia es asumirlo”.

Alguien le preguntó al Tano Sclafani cómo le iba en la cancha a su equipo con el Entrenador de Audacias. “Ganan unas cuantas veces y pierden cuando les toca perder, pero están contentos: eligen como juegan, eligen como viven y eligen como son”. Una cierta felicidad recorrió entonces el Bar de la Esquina de Las Cuatro Fronteras mientras alguien traía pocillos y tazas de café fuerte y todos pensaban que no hay audacia más grandiosa que intentar la libertad.

Primavera, octubre de 2012.-
Con la nostalgia en el recuerdo del querido Francisco Esteban José Erausquin. Donde quiera que esté reciba un abrazo con un beso, ambos cálidos y extendidos. No lo olvido nunca Maestro Patxo Erausquin.-

Para M. L. P.: ¿Qué cosa es más grande que tener a alguien con quien se pueda  hablar como con uno mismo? Yo la tengo a Usted, mi Amor.-

 

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