Paloma blanca
de la piel de seda.
Cuantos dolores
te habrán hecho tierna
tus alas muy juntas
ahuecadas en mi pecho,
buscando el calor
de caricias ciertas.
Tu entrega,
fué una ofrenda
como si quisieras
darlo todo
y beberlo todo
buscando,
la rápida borrachera.
Y te supe dulce
y te supe tierna
besos y caricias
y abrazarte entera
tus ojos perlas,
insondables,
de eternas preguntas
sin respuesta.
Nada me pediste
y me diste todo
regalándome horas,
placer y dulzura
sin promesas.
Tu voz,
al despedirme
es un dulce ruego
que nunca te olvide
que cuando
quiera vuelva.