Que no la encierren.
En sus brazos nace el sol
La igualdad de los impares
El camino hacia el amor
Que sus cadenas se quiebren.
Su cabello alado, y un viento
Que no pierde el tiempo
Para secar su sudor.
Que su nombre se venda
Pero jamás se compre
Que se escuche desde el monte
El color de su voz
Que en cada plaza
Y en la arena del mar
Se sienta el crujiente latido
De la libertad.