¿A dónde iremos a vivir,
En qué tierra olvidaremos
nuestra piel,
bajo qué musgo crecerán
nuestras últimas palabras?
Allá se encuentre tu sonrisa
y tu mano hacia la flor,
pero muy cerca del otro abismo
con que alguna vez
hemos soñado
Nada sin embargo, puede
movernos de esta inmovilidad
de sangre y piedra.
Aquí estaremos hasta el final,
cuando la tierra avance,
cuando el musgo cubra
con paciencia
la boca
la flor,
las tristes memorias.