Sé que el mar que no conozco
estará rugiendo
apretado por las nalgas
verdosas de la tierra.
Sé que los pinos
seguirán adheridos
a la tierra
en su soledad agria
y obcecada.
Sé también
que aunque te quiero,
soy en esta noche
apenas una astilla
olvidada en el polvo.
1970
La búsqueda incesante