Había que escucharte ahí
en la música de ese paisaje
viajar la noche en tu voz viva
atravesar la nieve
con la luna en la palma de la mano
con tus pechos
ruta de las especias
acomodándose con precisión
a las firmezas de mi espalda.
Sí, me acuerdo
viajar la noche por el paso
de unión de las estrellas
para que el desenlace
preservara los hilos
en tu cuerpo de espuma
invocar al silencio
para que conserve intactas
las profecías de las mariposas
invertir el rumbo del sonido de las furias
con un pedal de plata empujando mi pie
hasta tu dolor para acunarlo.
Ahora puedo suponer
que una marca indescifrable de mi especie
me obliga a estas constantes migraciones
y sus intermitencias
que no fue inocente vestirnos
con aquel plumaje de aves nocturnas
para dejar a salvo el amor
son esas las aves que miran de frente
y parpadean
pero…¿quién puede saber
con qué oreja se advierte
la frecuencia en la que vibran
los dedos de las manos
que llegan a juntarse?
Mariposas en la lengua (2008)