Cuando nací me pusieron dos lágrimas en los ojos para que pudiera ver el tamaño del dolor de mi gente. Humberto Ak-Abal Entradas relacionadasLENA – Elena Capella Hollensteinjueves 18 julio, 2013En la víalunes 20 enero, 2014De la Conquista al auge del relatomiércoles 17 octubre, 2012 Entrada anteriorEl fuegoSiguiente entradaEl Bar