Homenaje Armando Tejada Gomez

El 21 de abril de 1929, nacía en Mendoza Guaymallen.
Hijo de Don Lucas Tejada (Tropero) y de Florencia Gómez que unió sus sueños a ese hombre a los catorce años.
Armando Tejada Gómez hijo antepenúltimo de 24 hermanos.
Por sus venas corría solamente sangre de los primitivos habitantes del territorio cuyano: Los indios Huarpes.
A los cuatro años pierde a su padre. Vive unos meses en el campo y su tía Fidela Pavón le enseñó a leer y escribir.
Esa fue la única instrucción que recibió.
Con sus 16 libros Armando Tejada Gómez fue quién mejor describió el paisaje social de nuestra patria. En ese paisaje social la mujer tenía su lugar, la mujer muchacha, la mujer hermana, la mujer madre, la mujer integrante de la gran familia de América
Y Armando Tejado Gómez se echo a andar gorrión. Silbando vientos lluvias, tempestades, andar la intemperie vendiendo diarios, canillita, lustrabotas, obrero de la construcción, peón golondrina.
A los quince años compra un Martín Fierro y a partir de ese momento lee incansablemente con gran fervor, libro tras otro de una manera amplia y abarcadora, tomando para si el compromiso de instruirse por su cuenta.

Muy pocos conocen este hecho, fue boxeador y llegó a ser Campeón Argentino de peso liviano. Ángel Bustelo en el libro MI COMPADRE DEL HORIZONTE, en sus páginas, para ser mas preciso entre la decimonovena y la vigecimoquinta relata esa parte de la vida de Tejada como boxeador.
Su manager era Carlos Suárez, socio de Paco Bermúdez que formaron campeones como Pascual Pérez, Nicolino Loche y otros que se entrenaban en el estadio Mocoroa de Mendoza.
El día que Tejada peleó por el título argentino, mientras el rival le estaba dando una paliza, en el descanso del tercer asalto, armando le dijo a su entrenador en el Rincón..”Profe, voy a organizar mi hombría..” y la organizó, ganó por nocaut. Luego de la pelea la sirena del diario Los Andes de Mendoza sonaba y en la pizarra escribieron: Tejada Campeón de los Livianos..!

Al otro día no quería seguir boxeando y en el humilde hogar donde vivía con su madre fue a visitarlo su entrenador Carlos Suárez, quién estaba más que contento con el triunfo de su pupilo y le hablaba del futuro que se aproximaba.
Tejada lo interrumpió y le dijo: Profe a usted le debo todo, con los pesitos que gane anoche, mi mamá, tan ahorrativa, tiene para rato, por un largo tiempo el hambre se ira de vacaciones…pero me retiro, cuelgo los guantes, no es para mi, un día me aciertan un trompazo y no leo ni escribo más porque me han roto la cabeza…
Le crece su inquietud social, participa de jornadas de protesta, luchas obreras y políticas. Y las palabras que le nacen y le crecen, que se agolpan en el papel, y se vuela en palabras y sonidos que recoge el aire, que se hace reclamo, grito, denuncia, música y trinos.
El Toto a quién el poeta nombra en los versos de UN NIÑO EN LA CALLE, ese dolor llamado Toto que muere en la calle era su hermano que no llegaría a los doce años, una noche se armó un tiroteo cerca del bar donde lustraba botas y murió por ello.
Es muy fuerte la presencia de José Hernández, con el Martín fierro en la vida de Tejada a tal punto que hasta se podría considerar que lo prolonga en lo urbano, y él dice, extrae una frase en LOS COMPADRES DEL HORIZONTE, “Acostúmbrese a cantar en cosas de fundamento.
Decía: Anduve y trabajé, ahora canto todo lo caminado y aprendido, pero no canto solo, en mi guitarra todos los días se despierta un niño…
Vino a cantar verdades y a denunciar las injusticias de todos los tiempos transitando la huella del Martín Fierro.
La obra inmensa de ARMANDO TEJADA GOMEZ debiera ser material de estudio y cotidiana lectura en las escuelas, sus libros agotados fueron:
muchos de estos títulos tuvieron primeros tirajes de mas de 30.000 ejemplares, hoy algo impensado en el género poesía. Y lamentablemente agotados y no reeditados.
PACHAMAMA 1954, TONADAS DE LA PIEL 1955, ANTOLOGIA DE JUAN 1958 Y 1988, LOS COMPADRES DEL HORIZONTE 1958, AHI VA LUCAS ROMERO 1963, TONADAS PARA USAR 1968. AMANECER BAJO LOS PUENTES 1971. CANTO POPULAR DE LAS COMIDAS 1974, DIOS ERA OLVIDO 1978, TODA LA PIEL DE AMERICA 1984, HISTORIA DE TU AUSENCIA 1985, BAJO ESTADO DE SANGRE A986, EL RIO DE LA LEGUA 1980, COSAS DE NIÑOS 1991 Y LOS TELARES DEL SOL (Póstuma) 1994.

Armando Tejada Gómez falleció en Buenos Aires el 3 de noviembre de 1992, dejando una trayectoria notable. Muchas páginas inolvidables y permanente en el cancionero argentino. Su estatura es difícil hoy de mensurar. Su vida y su obra merecen una verdadera reedición de sus obras completas.

(Parte de este texto integró el homenaje a Armando Tejada Gómez que se pusiera en escena en el Centro Cultural Bernandino Rivadavia el día jueves 6 de diciembre de 2007 a las 20.30 hs, en el que se integró con la presencia de Juan Carlos Vennera en la lectura de poemas y la interpretación de canciones ( compuesta por ambos) Tejada Gómez y Carlos Pino. Por Carlos pino en vivo en los relatos y parte de los textos por Miguel Amado Tome, quién compartió en Rosario muchos momentos con Armando Tejada Gómez, y a quién le dedicara y autografiara varios de sus libros que reproducimos.

Algunos de sus poemas:

HAY UN NIÑO EN LA CALLE

A esta hora, exactamente,
hay un niño en la calle.
Le digo amor me digo,
recuerdo que yo andaba
con las primeras luces
de mi sangre,
vendiendo una oscura vergüenza,
la historia, el tiempo diario,
porque es cuando recuerdo
también las presidencia,
urgentes abogados;
conservadores, asco.
Cuando subo a la vida
juntando la inocencia,
mi niñez triturada por
escasos centavos,
por la cantidad mínima
de pagar la estadía
como un vagón de carga
y saber que a esta hora
mi madre esta esperando,
quiero decir,
la madre del niño
innumerable
que sale y nos pregunta
con su rostro de madre
que han hecho de la vida,
que haré con mi semilla
si hay un niño en la calle.

Es honra de los hombres
proteger lo que crece,
cuidar que no haya infancia
dispersa por las calle,
evitar que naufrague
su Corazón de barco,
su increíble aventura
de pan y chocolate,
transitar sus países
de bandidos y tesoros
poniéndoles una estrella
en el sitio del hombre,
de otro modo es inútil
ensayar en la tierra la alegría
y en canto
de otro modo es absurdo
porque de nada vale si hay un niño
en la calle.

Donde andarán los niños
que venían conmigo,
ganándose la vida
por los cuatro costados.
Porque en este camino
de lo hostil ferozmente
cayó el Toto de frente
con su poquita sangre,
con sus ropas de fe,
su dolor a pedazos.
Y ahora necesito saber
cuales sonríen,
mi canción necesita saber
si se han salvado
porque si no es inútil
mi juventud de música
y ha de dolerme mucho
la primavera este año/
Importan
dos maneras de concebir el mundo.
Una salvarse solo,
arrojar ciegamente
los demás de la balsa
y la otra,
un destino
de salvarse con todos,
comprometer la vida
hasta el último naufragio,
no dormir esta noche
si hay un niño en la calle.
Exactamente ahora,
si llueve en las ciudades,
si desciende la niebla
como un sapo del aire
y el viento no es
ninguna canción en las ventanas,
no debe andar el mundo
con el amor descalzo,
enarbolando un diario
como un ala en la mano,
Trepándose a los trenes,
canjeándonos la risa
golpeándose el pecho
con un ala cansada,
no debe andar la vida,
recién nacida a precio
la niñez,
arriesgada
a una estrecha ganancia,
porque entonces
las manos son dos fardos inútiles
y el Corazón,
apenas una mala palabra.
Cuando uno anda
en los pueblos del país,
o va en trenes
por su geografía de silencio,
la patria sale a mirar
al hombre con los niños desnudos
y a preguntar qué fecha
corresponde a su hambre
qué historia les concierne,
qué lugar en el mapa,
porque un Norte adentro
encuentra
la espalda escandalosa
de las grandes ciudades
nutriéndose de trigo, vides,
cañaverales
donde el azúcar
sube como un junco del aire,
uno encuentra la gente,
los jornales escasos
una sorda tarea de madres
con horarios
y padres silencioso
molidos en las fábricas,
hay días
que uno andando de madrugada
encuentra
la intemperie dormida
con un niño en los brazos.
Y uno recuerda nombres,
anécdotas,
señores
que en Paris han bebido
por la Antigua belleza de Dios,
sobre la balsa
en donde han sorprendido
la soledad de frente
y la índole triste
del hombre solitario,
en tanto, sus señoras,
tienen angustia y cambian
de amantes esta noche,
de médico esta tarde,
porque el tedio
que llevan
ya no cabe en el mundo
y ellos
son accionistas
de los niños descalzos
Ellos han olvidado
que hay un niño en la calle
que hay millones de niños
que viven en la calle
y multitud de niños
que crecen en la calle.
A esta hora, exactamente,
hay un niño en la calle creciendo.
Yo veo apretando
su Corazón pequeño,
mirándonos a todos
con sus ojos de fábula,
viene, sube hacia el hombre
acumulando cosas,
un relámpago
trunco le cruza la Mirada,
porque nadie
protege esa vida que crece
y el amor se ha perdido
como un niño en la calle…

Armando Tejada Gómez

EL RIO

Conmigo empezó
Si no olvido
el Oeste era verde
hasta dañarse
Todo empezó conmigo
Nunca tuve
tan Oeste la sangre.
Vino la vida luego,
y era un río
Tal cual dijo mi madre.
Un día me propuse
ser la vida
y crecer en lo verde
hasta dañarme:
hasta que el Corazón
de vino río.
Simplemente incesante

Armando Tejada Gomez

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